ENEMIGOS DE LAS GORDITAS CON GAFAS: EDUCACIÓN FÍSICA

Estoy convencida de que la Educación Física es la asignatura mas odiada por todos los gordit@s con gafas, e incluso de algunos otros «torpes» delgaditos en el cole.  Es más, me atrevo a decir que ninguna persona de las que conozco (que ha sufrido sobrepeso, ha sido «el palillo de la clase», «la jirafa», «el friki», «el patoso» etc.) me ha confesado que su asignatura favorita del colegio era la Educación Física. Por otro lado no puedo negar que también les he escuchado decir a muchos que era la única que les gustaba (generalmente chicos con pocas ganas de hincar el codo y muchas de jugar al fútbol, demostrar que son los mejores corriendo, haciendo abdominales, o solo porque les encanta el deporte en si mismo además de otras asignaturas).

De mi entorno de amigas ninguna me ha confesado: ¡adoraba salir al patio en las horas de educación física!, y si que tengo algunas que han sido jugadoras federadas de baloncesto, softball, fútbol, voleibol etc. Sin embargo si que muchas de ellas me han confesado lo mal que lo pasaban en Educación Física sobre todo en la pubertad cuando nuestros cuerpos empezaban a desarrollarse y los graciosos de turno (reconozcámoslo los chicos tardáis mas en madurar y a ciertas edades solo veis «pajas en ojos ajenos»).

Durante los primeros años de la EGB (puff que vieja soy…suena al Pleistoceno) recuerdo aquellas 2, 3 horas semanales de EF como un rato agradable, como una parte mas lúdica del recreo, en la que jugábamos a la comba, la pelota, el aro, saltábamos en colchonetas, hacíamos la voltereta… por aquel entonces la inocencia aun permanecía en nuestros cerebros y nadie era ni mejor ni peor que nadie….pero aquellos tiempos poco duraron. A partir de la pubertad recuerdo aquellas horas como un verdadero infierno, lleno de burlas, discriminaciones… Por más que me esforzara nunca conseguía ser medianamente buena en ningún deporte, por lo tanto, siempre era la última en ser elegida en los equipos, incluso notaba el cabreo del capitán cuando le tocaba formar parte de su equipo. Además a mi siempre me ponían de portera (supongo que porque conmigo ya había bastante superficie de portería cubierta y amortiguaba bien los pelotazos de turno).

Llegados a este punto las clases comenzaban a ser cada vez mas duras y complicadas para mi, recuerdo cuando iba a sexto que el profesor de turno, no recuerdo su nombre ( ni el de éste ni el de ninguno de EF salvo 1 que luego mencionaré, porque les odiaba) se empeñó en que saltáramos el potro cuando yo por aquel entonces ni llegaba a subirme ni con una silla. Ese día fue horrible, aun recuerdo las risas de mis compañeros cuando me quedé clavada con la barriga en el asiento y casi giro hacia delante de cabeza y me dejo los dientes sobre el suelo. Aquel día comenzaron mis ganas de dejar de ir al colegio solo por la maldita EF y no tener que oír los motes risas etc. de mis compañeros. Pero como lo de dejar de ir al cole era imposible, comencé a agudizar mi ingenio para escaquearme y sufrir lo menos posible.  La semana siguiente del día del potro me “caí accidentalmente” (me rompí con tijeras y todo el chándal en la rodilla) durante la hora del recreo y ya no tuve que enfrentarme al potro.  Como vi que funcionó empecé a inventarme y crearme mil argucias para ir escapando lo máximo posible de los peores momentos.  Una lección aprendí por aquel entonces… que el potro nunca lo saltaría en mi vida pero si que mi cabeza funcionaba muy ágil y muy rápido para conseguir lo que me propusiera. Es cierto que mentir, inventar, etc. no es un gran ejemplo de vida, pero las humillaciones y vejaciones consentidas durante años por muchos profesores tampoco lo son.

No todos los cursos fueron tan dramáticos, de hecho un año fue genial y hasta súper divertido ir a esas clases. Fue en el Instituto con 15 años, yo ya por aquel entonces ya tenia una fuerte personalidad y no me afectaban ya tanto los comentarios de los “gallitos de turno”, es más puede que en algunas ocasiones fuera yo hasta la mas cruel de todos (pequeñas corazas que uno se fabrica para autoprotegerse). Ese año fue el año del profesor GUMERSINDO (“Gumer” para los alumnos). Este era todo lo contrario al resto de profes que había tenido y además era joven (no creo que mas de 24años)  ¡y guapo!;  y claro una con 15 años «ya de eso entendía».   Durante las clases siempre nos dejaba escoger la actividad que mas nos gustara, nada de equipos con competitividad por encima de todo, recuerdo que practicamos hasta hockey con solo stick y me lo pasaba pipa jugando con mis amigas y ganando a los machitos de la clase y encima pegando algún que otro porrazo «sin importancia».

Al final de curso eso si, tocaba hacer varios exámenes como:  determinado numero de abdominales, salto de vayas etc, pero como “Gumer” era tan empático y sabia de que pie cojeábamos siempre nos lo hacia a solas y tratando de apoyarnos al máximo para superarnos. En resumen que la mayoría de las pruebas se hacían individualmente menos la mas temida por mi : EL TEST DE COOPER ( para los que no lo padecisteis, consiste en correr durante 12 minutos un mínimo de 3km para las chicas) esto equivalía a dar 8 vueltas al recinto del colegio . Esta prueba ya la habiamos ensayado mi amiga Kuka y yo mil veces y ya teníamos nuestra propia estrategia de escaqueo programada (cuando a mi me tocaba correr ella era la que contaba delante del profe mis vueltas, mientras yo me escondía en alguna esquina viendo pasar a mis compañeros y salía cuando ya habían dado al menos 2, es decir que al final yo solo corría 4 ó 5 pero ella contaba 8). Estábamos tan emocionadas a final de curso de que íbamos a aprobar y con nota, porque nos había salido genial la táctica otras veces, que no prestamos mucho caso a las instrucciones del examen final. Y ahí fue cuando cometí uno de los mayores ridículos de mi historia con la educación física. Os cuento: comencé a correr junto con el resto de componentes de mi turno; y yo como ya estaba cansada a tres cuartos de la primera vuelta, decidí esconderme (como ya había hecho otras veces), pero empecé a darme cuenta que algo no iba bien cuando pasaban los minutos y los “correcaminos” de la clase no volvían ya con la segunda vuelta… al ver que el tiempo corría decidí salir de mi escondite y de frente ¡zas! El profesor descojonándose en mi cara diciéndome : ¡Virginia la primera era de calentamiento , en esta no tocaba esconderte! Jaja. Ese día corrí las 8 vueltas con la lengua fuera y con el  profesor a mi lado animándome, seguramente tardé mas de 12 minutos pero eso no tenia importancia, lo importante es saber ¡que si quieres puedes y que si sientes apoyo y no desprecio lo consigues!

Evidentemente con mi excesivo sobrepeso, el deporte no ha  formado  parte de mi vida hasta hoy. Ahora me doy cuenta de que me ayuda a superarme y a sentirme mejor, a veces con hacer 30 abdominales ya me siento satisfecha, solo por superar la pereza de ponerme a hacerlos.  Así que gorditos y gorditas con gafas animaros a hacer deporte, al principio igual solo puedes hacer 4 sentadillas, pero con el tiempo te sorprenderás de lo que puedes llegar a hacer!

A mi si me dicen hace un año y medio que iba a correr 2 carreras una de 8 Km. por el monte y otra de 5km en la ciudad dos domingos por la mañana pensaría que se habían vuelto locos jeje pero ¡lo he hecho y he disfrutado mucho haciéndolo! Y además ahora estoy sacándome el titulo de Personal Trainer ( los que me conocéis bien  estáis flipando lo sé).

Saludos de LA GORDITA CON GAFAS

ENEMIGOS DE LAS GORDITAS CON GAFAS: TIENDAS DE ROPA (parte 2)

¿Por donde íbamos?… ah! Me había quedado en un centro comercial con mi madre entorno a la edad de 10 años y un berrinche impresionante porque en la sección de niñas no me valía nada de la ropa que allí había.

En mi caso he tenido la gran suerte de llevar siempre a mi lado un gran espejo, mucho más mágico y maravillosos que el de la madrastra de Blancanieves. Al principio (por ignorancia e inmadurez) me enfadaba y me enfrentaba ante las verdades que siempre decía ese espejo, porque la magia de mi espejo no residía en que me dijera que yo era preciosa y bella me pusiera lo que me pusiera… lo maravillosos de ese espejo es que siempre reflejaba la realidad, y esa realidad a veces no me gustaba pero me ha ayudado siempre a tomar buenas decisiones a la hora de comprar ropa y adecuarla a mi cuerpo. Porque ese espejo siempre me verá bella y hermosa, pero me ha ayudado a que yo misma lo vea así y que me sienta más segura. Ese espejo tiene nombre y es MI MADRE.

Muy pocas veces en mis 35 años de vida no he usado ese espejo para comprar ropa, y cuando lo he hecho,  en la mayoría de los casos ha sido un autentico fracaso, de esos que acaban con la etiqueta puesta en el fondo del armario jaja

Algun@s os preguntaréis ¿Cuáles son los secretos  que alberga ese espejo?

  • Pues es que por muy dura , triste o dolorosa que pueda resultar su sincera opinión, mi madre siempre ha tenido el valor ( con el sufrimiento, que sé que a ella misma le causaba) de decírmelo : por ejemplo: ¡puff lo siento hija pero ese vestido para ti no es!, esta mal confeccionado, es una talla ridícula, te queda mal hija …
  • Que mi espejo es ¡¡una gran modista!!! y que cuando algo me gustaba tanto y ella veía que me hacia tanta ilusión tenerlo y me provocaba tanta frustración no poderlo comprar, ella sacaba su cinta métrica mágica y un trozo de papel, me media hacia un boceto con 4 líneas, y me llevaba a elegir la tela que mas me gustara a mi y ¡voilá! En 3-4 tardes tenia mí vestido, traje o lo que fuera personalizado para mi e incluso mejorado con creces en la mayoría de los casos.

Mi consejo es que siempre te mires y rodees de buenos espejos, bien pueda ser tu madre , tu pareja una amig@ o con el tiempo consigas ser tu mismo ese espejo que acepte con humor la realidad y no te dejes influir por esos espejos distorsionados que nos bombardean a diario ( modelos anoréxicas , firmas de ropa que solo muestran seres andróginos e irreales, empresas que excluyen a la sociedad solo porque no entran dentro de sus cánones de belleza, marcas que etiquetan con un tallaje cuyas medidas reales equivalen a 5 tallas menos etc. etc.). Recordar que “La belleza está en los ojos de quien mira” y lo primero que deberíamos aprender en la vida es a educar a nuestros ojos para que cuando nos veamos nos aceptemos tal y como somos, sin filtros, ni complejos.

Un saludo de la gordita con gafas