ENEMIGOS DE LAS GORDITAS CON GAFAS: NOSOTRAS MISMAS Parte 2

Nota: La foto que veis en la cabecera soy yo este mes de Octubre el día de la Carrera de la Mujer,  después de un año y seis meses de  comenzar un nuevo estilo de vida. Si la comparáis con la foto de la entrada anterior (son las mismas gafas, soy yo 100% ¡nada de Photoshop!) es la prueba fehaciente de que “querer es poder” y a veces solo se necesita centrarse en el objetivo, luchar y dejarse ayudar.

¿Por donde íbamos? A si… estaba con mi firme propósito de ¡¡ADELGAZAR!! Lo primero que hice al salir del hospital, ese día que tome la importante decisión de tomar las riendas de mi vida,  fue llamar a mi novio para reunirme con el y que me ayudara a buscar al mejor especialista del sector en mi ciudad. Después de mucho leer, buscar información, preguntar a conocidos, dimos con la que me resultó la más adecuada para mi situación. En la primera llamada, me hablo de sus altos honorarios y el elevado coste de los productos que iba a tener tomar (el dinero no me importaba porque estaba dispuesta a gastar todos mis ahorros en cambiar mi vida), pero el problema llegó cuando  me dijo que tenía una larga lista de espera  y que hasta unos 20 días después no podría atenderme. Ahí me vine una vez más abajo…yo lo necesitaba y lo ansiaba con todas mis fuerzas, tal debió de ser,  el grado de desesperación que notó en mi voz,  que se comprometió a llamarme en caso de que alguno de sus pacientes cancelara la cita. Tuve mucha suerte,  porque tres días después de la gran decepción recibí su llamada, y pude comenzar este camino. No se quien sería la persona que decidió no acudir ese día al medico, pero siempre le estaré muy agradecida por poder darme la oportunidad de comenzar inmediatamente la dieta pues ya era consciente de que mi situación era de extrema necesidad (tardé tiempo en darme cuenta, pero una vez que lo ves, no eres capaz de soportar esa carga).

 Recuerdo el día que comencé la dieta como si fuera hoy, fue el 24 de mayo del 2014, ese día comencé a interesarme realmente por lo que comía, a preocuparme por cambiar ese cuerpo en el que me sentía encerrada y con  el que apenas podía moverme. Nunca olvidaré esa fecha porque la llevo grabada en mi mente como fecha de no retorno, como al lugar donde nunca deberé volver.

Reconozco que siempre he sido una persona muy curiosa y que soy difícil de acatar órdenes si no entiendo cual es la finalidad de las mismas; así que comencé a preguntarme y cuestionarme los porqués de las pautas y directrices  que me dictaba la médica. Como soy una “rata de biblioteca” y me encontraba sumida en una depresión y ansiedad tan grande, me dio por sustituir los atracones de comida por devorar libros, revistas, artículos,  manuales todo aquello que estuviera relacionado con la dietética y nutrición. Me inscribí en cursos para entender mas allá de una simple lista de normas que había que cumplir dictadas por una médica… y así hasta que decidí preparar la formación profesional de Dietética y Nutrición.

No solo comencé a interesarme mas por lo que comia, fui capaz de pasar de solo moverme para coger el mando a distancia y levantarme a atracar la nevera, a hacer sentadillas, abdominales,  bicicleta estática etc. etc. frente al televisor. Aun recuerdo ese avatar gordinflón con gafas que me creé en la Wii Fit y al que visitaba todos los días  mientras hacia posturitas de yoga, bailes rarunos y juegos que facilitaban moverme. Reconozco que es muy gratificante pesarse frente a una pantalla y que te felicite una maquina por tu bajada de peso, es raro, pero motiva, os lo aseguro. Yo aun guardo las miles de fotos que hacia a la pantalla de la tele y que mandaba a mi novio diciéndole, hoy X gramos menos, esta semana –X kg, y lo bien que me hacia sentir cada vez que me contestaba él con un “eres genial cariño, lo estas haciendo muy bien”, esa alegría y apoyo ¡no hay ni maquina ni medico que lo supere!

No solo comencé a  hacer deporte por quemar algo de grasa, conseguí pasar de no correr ni detrás del autobús, a correr una carrera de 8,5 Km. por el monte  (algo impensable para mi). He de reconocer que solo me apunté con la intención de participar y caminar, porque era una carrera solidaria para recaudar fondos para la Asociación de Laringectomizados que tanto ha ayudado a mi padre, y sin darme cuenta acabe corriendo, riéndome y disfrutando sin rendirme hasta el final. Fue una gran satisfacción cruzar esa meta (y no en la última posición), para alguien como yo, que veía las carreras como algo solo para gente delgada y atlética, sin aspirar a que yo también podría conseguir hacer aquello que me propusiera.

Poco a poco fui notando que mi cuerpo cambiaba y que la gente me decía que me veía mucho mas guapa y admiraban mi sacrificio, pero he de reconocer que yo no me sentía satisfecha, si que me notaba más ágil, que podía entrar en ropa que tenia de hace años en el armario… pero no me sentía realizada.  En ese momento descubrí que el coaching era la herramienta perfecta para realizar mi desarrollo personal, pues para el físico ya tenia a mi médica y a mi entrenador personal. Dentro del plan de adelgazamiento con la médica contaba con una “coach” que me llamaba desde Barcelona cada 15 días y hablaba conmigo 5 minutos…ahí descubrí que eso no era un coach, así que esta mente inquieta se molestó en descubrir más acerca del  coaching y realice mi PLAN DE ACCIÓN MAESTRO de desarrollo personal. Hoy le agradezco a esa “coach” de Barcelona porque me ayudó a darme cuenta de lo que un coach no es, y a querer perfeccionar y mejorar lo que para mi era imprescindible en este proceso de transformación y como el coaching me ayudaría a través de sus herramientas a conseguir todos mis objetivos.

Hoy ya en 2016, casi un año y 8 meses después de tomar aquella difícil decisión, puedo decir que estoy en el lugar que quiero estar, con la gente que quiero estar,  en el cuerpo en el que quiero estar y haciendo lo que me hace feliz, que es ayudar a otras personas que se sienten igual de perdidas que me sentía yo en el pasado.

Antes de finalizar no puedo dejar de agradecer a todas aquellas personas que han estado a mi lado durante todo este proceso:

           A mis padres por su comprensión, apoyo y cariño (sobretodo en los momentos duros que sé que han sido muchos)

            A mi pareja, por su amor incondicional ayer hoy y siempre, por demostrarme que el amor no entiende de tallas sino de la grandeza interior.

            Al resto de mi familia, porque aún en la distancia, sé que han estado siempre ahí, a mi lado, y en especial a ti Conchita por tus buenos consejos y todas esas horas por teléfono y en las salas de espera de médicos y hospitales oyendo, viendo y callando tantas cosas.

            A los amigos que me han demostrado que como dice el gran Víctor Manuel “sé quien son amigos de verdad, nunca piden nada y siempre dan”

            Y a mis nuevos compañeros de trabajo, por ayudarme a ver mas colores que el triste gris, y en especial a ti Lorena por confiar en mi y ayudarme a realizar este sueño que es ayudar a todos aquellos que están pasando por la misma situación por la que he vivido yo.

AHH y no penséis que me olvido de vosotr@s clientes, pacientes, coachees…compañer@s de viaje, que tantas satisfacciones me dais día a día. Sin vosotras/os esto no tendría sentido.

Ya solo para finalizar con esta tanda de enemigos , recordaros que solo nosotros tenemos las respuestas a nuestros porqués y que solo nosotros podemos dibujar el camino hacia el éxito y la felicidad.

Os dejo con una cita de William Shakespeare que en su día me hizo reflexionar mucho: “La desconfianza en nosotros mismos es un enemigo traidor que nos priva de hacer muchas cosas buenas, sin mas razón que la de no resolvernos e intentarlas”

Un saludo La gordita con gafas

Deja un comentario